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Comenzar el año. ¿Cómo y por qué?

No creo que nadie se sorprenda si afirmo que estos dos últimos años no están siendo buenos para la edición independiente (las generalizaciones nunca fueron buenas), así que nosotras no íbamos a quedarnos a un ladito viendo cómo muchas lo pasan mal mientras nosotras nos hacíamos ricas. No señor, solidarias hasta el final.



Lo cierto es que, a mediados del año pasado, tuve muchas dudas de si debía seguir y por qué con la editorial. Hice una especie de lista.

Razones para no seguir:

  1. Mucho tiempo y ningún dinero

  2. Problemas de salud

  3. Cansancio psicológico

  4. Traiciones que jamás esperaste

  5. Problemas con las distribuidoras

  6. ...

Razones para seguir:

  1. Amo y creo en lo que hago



Maldita sea. Esta segunda opción se imponía a todas las razones anteriores.

Una vez decidido que iba a seguir había que tomar otra decisión: ¿Cómo? No quería seguir haciendo lo mismo, sacar 40 libros al año que se solaparan unos a otros porque no era justo ni para quienes escriben, ni para la obra, ni para nosotras, así que decidí espaciar un poco más las publicaciones. Por eso en enero no ha salido nada nuestro. Había que estar seguras, debíamos saber qué era lo que realmente queríamos y ha sido exactamente así.



Nos hemos quedado con dos distribuidoras: Azeta y Podiprint (distribución bajo demanda). Era lo más sensato. No queremos seguir imprimiendo libros como si los recursos de este planeta fueran inagotables, como si pudiéramos jugar con el papel y el agua sin tener en cuenta más formas de vida. No podemos ni queremos seguir jugando a eso.






A partir de ahora nuestros libros se distribuirán sin depósito, sino con venta en firme, a través de librerías que crean en nuestro trabajo, en nuestras autoras/es, en nuestra web, en Amazon y con Podiprint en el 1:1. Podréis seguir pidiendo los libros en vuestras librerías, pero hay que ser consciente de quién es cada uno y de cómo quiere jugar su partida.

No tenemos recursos financieros infinitos, ni el planeta puede seguir aguantando una superproducción que, al final, acaba demasiadas veces destruyéndose.


Además, este año el catálogo de Cazador estará conformado por un 75% de autoras. ¿Es porque odiamos a los hombres? NO. Es porque creemos que las mejores obras que nos han llegado las han creado ellas y ya está.


¿Cómo comienza nuestro año?

Nuestro año comienza con dos obras absolutamente dispares porque eso es lo que ha pretendido ser siempre Cazador, una editorial que apueste por lo diferente, por lo dispar, por lo que no sea clasificable, porque tampoco nosotras queríamos ser una editorial clasificable en el sentido de ser de "género" o "mainstream". A mí, particularmente me fascina la novela negra y, sin duda, he acertado muchas veces en las obras elegidas. Mirad, si no, cuántos autores han fichado con editoriales medianas o grandes después de Cazador.

DIOS EN UNA ESQUINA, de Ignacio Cid.



Cuando publicamos Todas las mujeres muertas, creí, lo digo de verdad, que Nacho (permitidme que le llame así) sería uno de esos autores pilares. Su siguiente novela no la publicó con nosotras con todo el dolor de mi corazón porque me encanta este tipo. Escribe de una manera brutal, que no deja indiferente y que, sobre todo, te arrastra por la historia, sí o sí. Así que, sí, me dolió que aquella novela no saliera con Cazador, pero también entendía que no tengo opción de hacer contratos blindados. Ojalá.

Pero seguía queriendo a Ignacio en mi equipo, así que, cuando me ofreció esta novela, la leí, se la mandé a la segunda de abordo (Silvia Barbeito, a la que podéis preguntar siempre si no me encontráis a mí) y no solo la corrigió sino que la disfrutó como una niña pequeña.

Por fin volvía Ignacio Cid y lo hacía por la puerta grande.


PESADILLAS DE ESTILO QUE PRODUCEN URTICARIA, de L. M. Mateo.



Nos encontrábamos en un bar en Celsius (os costará creerlo porque a Celius se va a leer y tomar té) y una muchacha con el pelo rojo, de las tres con las que estaba con el pelo rojo, habló de que estaba preparando un libro de estilo, pero quería que fuera divertido. Y yo, tomando, mi taza de manzanilla con pastas, dije: Lo quiero.

-Ya, pero es que lo quiero autopublicar.

-Lo quiero (suelo ser muy argumentativa cuando tengo algo claro)

-Pero que yo pensaba ponerlo en Amazon y tal...

-Pos lo pones, pero lo quiero

Y así, con dos tazas de infusión y pastas de mantequilla inglesa, las pastas, no la mantequilla, firmamos un contrato verbal. Y ahora tenemos a PEPU con nosotras y somos felices porque al corregirla me aprendí mucho, y al maquetarla quise suicidarme mucho.


Una empieza el año diciendo "Este va a ser mi año" porque necesita creerlo, pero, ¿sabéis qué? Que no, que este no va a ser MI años, va a ser el NUESTRO y os prometo que pondremos todo de nuestra parte para que, en lo que de nosotras dependa, así sea.

Bueno, y pediros perdón por todo lo que pueda hacer la Barbeito desde ya, por supuesto.

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